SOBRE LIBERTAD Y PROPIEDAD PRIVADA
-Salvedad al lector. Si la palabra ‘comunismo’, que enunciamos en este capítulo, hiere la sensibilidad de alguien, para eso es la ‘Clave 9’, para que aprendamos a situarnos en medio de los ‘pares de opuestos’ y procuremos ocupar siempre nuestro lugar de equilibrio entre ‘A’ y ‘B’ como proposiciones, y aprendamos a respetar cualquiera otra posición que no sea la nuestra. Aquí comienza lo grande, cuando en medio de las disidencias asumimos una postura de respeto y no de rechazos.
Alguien en su manera de percibir la palabra ‘comunismo’ me ha mostrado su sinceridad al expresarme:”...’Comunismo’. ¿No es ya una palabra, un concepto lleno de miseria, dolor y engaño? Sólo la palabra comunismo, para mí, es asociada a algo que ha reducido a los hombres a ser nada autónomos, a los que se les niega la dignidad…., me chirría cualquier ‘ismo’ realizado hasta ahora en este planeta, como para extrapolarlo a futuro”.
Cualquier autor se puede considerar un hombre público (escritor, pintor, artista, etc.) y debemos tomar la crítica como lo que es: ‘una crítica’, una manera de pensar del que observa nuestra obra, un punto de vista coincidente o no coincidente con el nuestro, y hasta que nos puede llevar a rectificaciones si consideramos que de verdad hemos cometido error. Mas no olvidemos las aristas que en cuanto a percepción puede tener cualquier objeto concreto, vocablo o imagen literaria, y que cada cual mira más que desde la visión de sus ojos con una òptica mental producto de luchas, aciertos, fracasos, vivencias, experiencias, etc., que han pasado por el escenario de su vida.
Aceptada esta crítica, sin prejuzgar en nada a quien la hace, tomo esta reflexión: “Gracias a comunistas y anticomunistas, el comunismo parece ser hoy el asunto más impopular, bochornoso y anacrónico. El término mismo ha sido denigrado, falseado, desbaratado, arrancado del discurso público. Es tiempo de replantearlo nuevamente. Si la palabra fuera regenerada, revitalizada y renovada, su retorno no podría ser más oportuno” (Tomado de Vocablo ‘comunismo’ de la página Google). Y esto es lo que pretendo hacer: ‘redimensionar’ esta palabra a la luz del mensaje ‘Clave 9’ y revitalizarla con la frescura de la Libertad, de la Justicia y del Amor. Cosa que considero justa dentro de mi misión como Profeta de una nueva generación. Y si bien insisto en “vino nuevo en cuero nuevo”, no hay contradicción entre esto y ‘comunismo’. El comunismo no es una idea agotada, sino desviada y pervertida como muchas de las cosas que toca el hombre. La necesidad de encontrarnos en un sistema en el cual ‘el todo social y de naturaleza sea de todos , por todos y para todos’, ‘comunismo’, para mí, no está en vetustez ni en caducidad, sino en aspiración muy propia y de bien para la humanidad. Y es mi opinión, y con esto no mutilo la opinión de los demás, que antes de echarlo al cesto del olvido histórico, merece, al menos de mi parte, una revisión y extraerlo en su pureza del fango de los radicalismos y distorsiones en que mentes inescrupulosas e intrascendentes lo han sumido. El universo mueve sus piezas como en un comunismo de leyes rígidas, aunque de causas y efectos que da flexibilidad al sistema y permite a las piezas cósmicas moverse en plano de equidad; y cuando un astro, como el sol, atrae hacia su seno alguna de las piezas sueltas, ‘la convierte en energía y no la destruye estérilmente’. Por ende que el vocablo ( y su concepto) ‘comunismo’ no lo doy en contradicción a “vino nuevo y cuero nuevo”. También en Cristo florece como algo compatible a lo del ‘vino y el cuero’ la expresión “regeneración de lo humano”, y esto otro: “para que todos sean uno”, “para que haya un solo pastor y un solo rebaño”, “para que haya paz y justicia en la tierra”, “para que todos os llaméis hermanos”; y en el Antiguo Testamento: “no edificarán para que habite otro, no plantarán para que recoja otro”. Y no es la letra lo importante, sino el espíritu de la letra. Y en el espíritu de la letra ‘comunismo’ todavía hay mucha tela que cortar. Generalmente las comunidades religiosas practican una especie de comunismo, y son muy anterior a lo que recientemente se nos ha querido vender en política como ‘comunismo’. Un Juan puede ser descuidado, malo y sucio. Otro Juan puede ser precavido, bueno y limpio. De manera que no es Juan en sí lo que hace que sea una persona buena o mala, sino la persona es la que puede manchar el nombre de Juan, Pedro, o ‘comunismo’ en nuestro caso. Por último, si los ‘ismos’ “chirrían”, también cabe aplicarse que el radicalismo (con sus gratuitos rechazos) es no menos ‘chirriante’ y manifiestamente dañino para la humanidad. Y cuanto a mi ‘reciclaje’ sobre el ‘comunismo’, alguien también que no soy yo lo ha dicho:”Es tiempo de plantearlo nuevamente… Su retorno no podría ser más oportuno”.
Y como anécdota en muchas ocasiones de mi vida, por el hecho de estar siempre al lado de la libertad, de la justicia y del amor, me han tildado de “subversivo”; mientras que los subversivos y no menos radicalistas, por no ser yo un ‘tirapiedras’, me han burlado como idealista. Así somos. Y así lo acepto. Pero no me detengo en mi pensar y en mi quehacer, por supuesto que en el respeto a los demás.
TEMA EN CUESTIÓN
Extremos de un parafraseo político serían: ‘libertad con hambre’ o ‘hambre con libertad’, ‘libertad sin hambre’ o ‘hambre sin libertad’, ‘sin libertad y sin hambre’. Yo escogería libertad sin hambre. Mas, si tengo libertad y tengo cubiertas mis necesidades biológicas como lo más elemental que se pueda exigir en esta vida, ¿sería suficiente para que un ser humano llevara una vida digna? Ante no más alternativa, tal vez sí. Pero el hombre no es un simple animal de mantenimiento corporal o de engorde. El hombre es como la luz de las estrellas que necesita ámbito universal para expandirse. Los dominios del hombre van más allá del comer. Sus anhelos son de dominio desproporcional a su revestidura animal. El hombre piensa, siente, quiere, sueña, ambiciona, se fija ideales y metas, convierte sus ideas en realizaciones materiales… El hombre como los astros y las galaxias es de vasto campo en su recorrido, y aún así el empíreo le queda corto, pues que su destino, más que lo espacioso y temporal, es lo sin mesura y eterno. Estamos llamados a “Sed perfectos, como el Padre celestial es perfecto”. Y es que somos cual imaginaria circunferencia de radio infinito. Por ende también el aserto del Apóstol Pablo:”Elevad vuestras mentes para que comprendáis cuán buena grata y perfecta es la voluntad de Dios”; cuán sin límites es vuestra existencia como parte del Gran Todo. Hasta el majestuoso deslizarse del cóndor por las alturas envidia al hombre, este ser sin alas, pero con espíritu para remontarse a lo inaccesible, de lo cual carece otro ser del planeta.
Pero este hombre arrostra los ímpetus de su naturaleza, que generalmente lo dominan y lo ponen en propensión de inclinarse por lo fácil y por lo cómodo, y no menos por lo degradante y perverso. Algo así le sucede como si estuviera atado al primitivismo animal y a una fiereza que supera a la de su cuna biológica. Los animales no se comportan así. Maquina la maldad. Mata impíamente a los de su misma especie. De lamentables ejemplos está llena la historia. Guerras genocidas. Campos de concentración hasta el exterminio por hambre, amén del más cruel de los tormentos. El hombre… Un ser de tanto abolengo en su escala existencial, pero de abominables hechos. Un ser, que si la tierra no tuviera poder de absorción, los charcos de sangre abrían superado a las aguas de los océanos. Un ser que ha burlado y pisoteado la ley divina hasta hacer bajar al mismo Dios a la Tierra.
Mas el hombre fue sometido a ‘tener que ganar el pan con el sudor de su frente’. Y en tiempos de verdaderas dificultades Dios lo alimentó con el maná del desierto. El hombre siempre ha estado y estará bajo las miradas misericordiosas de su Creador. Pero él ‘tiene que ganar el pan con el sudor de su frente’. Y ‘tiene que ganar el pan con el sudor de su frente’, porque su ley no es la ley natural, su ley es la ley del libre albedrío, ley que lo separa de los demás seres biológicos. Su condición de humano lo corona como rey de la creación en este planeta. Lástima que este rey tenga tendencias de tiranía y sus impíos actos sean atractivos de innumerables lacayos, que se prestan para sostener tal reino.
¿Podrá este tiranzuelo entregar este reino a manos, no de lacayos, por más ilustres que éstos mismos se proclamen, sino de hombres de conciencia más elevada? La Biblia está llena de presagios:”Todos serán llamados hijos de Dios”; “Un solo Pastor y un solo rebaño”; “Y habrá paz por siempre en la tierra”; “El reino de los cielos está dentro de vosotros”; “Nosotros esperamos otros cielos y otra tierra donde tenga morada la justicia”; “Del más pequeño saldrá un millar”; “El lobo y el cordero pacerán juntos”; “Morir a los 100 años será morir niño”; ”No trabajarán en vano, ni parirán para una muerte prematura”; “Construirán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán de su fruto”; “No edificarán para que habite otro, no plantarán para que recoja otro”… Y ese Dios dice:”Antes que ellos me llamen les responderé yo”… “No habrá mal ni maldición en todo mi monte santo”… Y el monte santo de Dios somos nosotros sus hijos, para quienes nos está reservada la promesa: en esta vida y en la otra. Nuestro Hermano Mayor, El Cristo, vino a enseñarnos el camino hacia la patria de los hijos de Dios. Y en esta patria hay dos ciudades: la terrenal, para que, viviendo como hermanos (“Todos sois hermanos”) bajo un mismo techo, bajo una misma sociedad, la Jerusalén terrenal de la nueva humanidad, estéis preparados para gozar de la morada eterna o ciudad celestial.
Yo sí tengo la esperanza de que al elevarnos de conciencia…, de esta conciencia tan precaria que se está despertando aún en lo humano, y nos abramos a un plano superior de nuestro devenir, al plano de la ‘Conciencia Cósmica’, sí se concretará la promesa en realidad. La ‘Conciencia Cósmica’ no es conciencia de impulsividad y de afecciones o motivaciones estériles que sirven para que los más audaces en la maldad echen las redes para pescar incautos, someterlos y esclavizarlos, y los utilicen como viles lacayos. Tal es todavía el nivel mental de los humanos. La ‘Conciencia Cósmica’ tiene su basamento en el ejercicio armónico de la Libertad, de la Justicia y del Amor, en una conjunción de las palabras del Divino Maestro:”Si permanecéis en mi palabra, seréis en verdad discípulos míos, y conoceréis la verdad, y la verdad os librará”. Aquí está la justificación de los hombres de fe y de bien. Y ninguna otra cosa es el Mensaje del Cristo sino: Libertad, Justicia y Amor. Y nuestra meta en la tierra es ser verdaderamente libres. Y sólo seremos libres, si nos acogemos como sistema, sine qua non, a los mandamientos del amor y de la justicia, cuya práctica induce al conocimiento de la verdad y ésta, por consiguiente, a la plena libertad. Y cuando decimos Libertad, Justicia y Amor nos expresamos no en términos de primacía uno del otro, sino en correspondencia de los tres; no uno sin el otro. Esto es: Libertad, en tanto que se corresponda con Justicia y con Amor; Justicia, en tanto que se corresponda con Libertad y Amor; Amor, en tanto que se corresponda con Libertad y con Justicia. Y así, a este nivel, se da la ‘Conciencia Cósmica’. Conciencia de unidad, de universalidad y de trascendencia. Y no es así la conciencia que nos mueve actualmente, por más que la creamos desarrollada. Que lo que hemos desarrollado es ciencia y tecnología al servicio de la mentira en mayor parte; muy poco a favor de la verdad, y los frutos están a la vista. Por labios del Profeta Miqueas, resumimos los frutos de hoy:”Todas las manos están prontas a hacer diestramente el mal; el príncipe hace extorsión, el juez juzga por cohecho y el grande sentencia a su capricho, y pisan al justo como a rama de zarza que sale derecha del seto…”. Y sin juzgar a nadie, hay quienes ayunan y cometen abominaciones. Y dice el Señor:¿Sabéis que ayuno quiero yo?... –Romper las ataduras de la iniquidad, deshacer los haces opresores, dejar ir libres a los oprimidos y quebrantar todo yugo; partir su pan con el hambriento, albergar al pobre sin abrigo, vestir al desnudo y no volver tu rostro ante tu hermano…”. Mas la mentira cunde sus efectos hasta en la contaminación ambiental. Y debajo de ésta hay mucha podredumbre, como la del oro negro que reviste de placeres, no a quienes lo extraen con sudor y sacrificio, sino a los usurpadores del poder terrenal que se enriquecen a costa del dolor ajeno; y éste es uno de los yugos que hay que quebrantar (“quebrantar todo yugo”).
Para “quebrantar todo yugo” no necesariamente se ha de recurrir a la mentira hecha fratricidio. No más derramamiento de sangre. No más tortura. No más infamia. El hombre nuevo, el hombre regenerado (“regeneración de lo humano”) de que nos habla Jesús, ha de utilizar métodos nuevos (“medios en proporción al fin”, PALABRA DE MANUEL, PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE ‘CLAVE 9’). O sea, si queremos una sociedad más libre, más justa y más amorosa, tenemos que valernos de “vino nuevo en cuero nuevo”, y este vino es la Libertad, la Justicia y el Amor. Y no bastan ideas solapadas, subterfugio de las canalladas de la ‘antihistoria’ (historia irracional e inconciente y alimentada de bastardos intereses que benefician a un grupo y perjudican a la humanidad entera). ¿¡Hasta cuándo!? “Vino nuevo en cuero nuevo” implica desarrollo de lo humano en lo individual y en lo social, sin menoscabo a lo que de trascendental hay en el hombre, su espíritu. Sin ideas contradictorias de malconcebidos ‘pares de opuestos’. Ideas éstas que engordan a unos cuantos y enflaquecen a muchos . Ahora las ideas han de estar cimentadas sobre un gran ideal: un ideal de Libertad, de Justicia y de Amor. Y sobre este ideal comenzar a construir la patria nueva, la patria terrenal, que en la medida en que edifiquemos ésta, tendremos garantizada la morada eterna. Si aquí gozaremos de una mejor vida del ciento por uno, allá se nos acrecentará la cuantía con gloria eterna. Y es también para nosotros: “Estos son los verdaderos adoradores que el Padre busca”. Esto es “adorar al Padre en espíritu y en verdad”. “Mentiroso el que dice que ama a Dios y no ama a su hermano”. Y “adorar al Padre en espíritu y en verdad” no está reñido con una sociedad ideada y planificada, y realizada según Libertad, Justicia y Amor. Y esto no es de ángeles, sino de seres humanos libres y concientes.
Alguien podría decir: ¿Y por qué mezclar a Dios en las cuestiones de los hombres? Múltiples podrían ser las respuestas. Yo argumentaré: porque no somos bichos. Porque si ese alguien no ve más allá de sus narices, otros sí ven. No por el hecho de que una persona no sepa sino sumar y restar dice verdad al negar que exista la multiplicación, la división y otras reglas de intrincada matemática. Ejemplos sobrarían muchos. Y si alguien no ve más allá de sus narices, porque esté afincado a sus propósitos individualistas y materialistas, no por ello otros dejan de percibir las demás cosas que imprimen los sentidos y las que llegan según menor o mayor amplitud de cada mente y de su espíritu de trascendencia. No sólo es el interés lo que priva en los hombres, sino también sus ideas trascendentales. Que predomine todavía lo primero sobre lo segundo, no es de extrañar dado el proceso tan lento de elevación mental que llevamos. Pero si de humano es errar; de humano es rectificar. Si la basura es reciclable, el hombre también lo es en su renovación de ideas. Ideas que hay que redimensionar, no con esquemas anacrónicos de pensar sólo en la ‘propiedad privada’ como acaparamiento de tierras, de aguas, de espacio aéreo, de posesiones y lucro sin fin, y sobre todo sin control. Muy mal instituida está la ‘propiedad privada’, sea propiedad individual o de Estado. Y muy mal entendida y aplicada la palabra de Dios para los favorecidos por la fortuna y por el poder temporal. Élites de los dos grandes poderes en la Tierra: la riqueza y el mando. Frente a la abundancia de los avaros y sin escrúpulos se ha puesto el paliativo de la caridad y de la limosna, o políticamente de la ‘ayuda’, como si esto fuera el concepto de una ética divina o de una justicia verdadera, que no existen y que contrastan con lo que conocemos como ley divina del amor impresa en cada uno de los seres humanos. Y ”Lo que no quieras para ti, no lo quieras para tu prójimo”. Pues si no quieres el mal, la represión, el latrocinio, las vejaciones y humillaciones, la represión, el hambre y la miseria para ti, no lo quieras tampoco para tu hermano. Todos por igual nos pertenecemos a una misma naturaleza y a una misma condición humana, y todos tenemos las mismas necesidades. Sí es verdad que la astucia de unos se sobrepone a la inocencia y falta de oportunidades de otros, y la maquinaria de la iniquidad rueda hasta por control remoto. Hasta ahora el enriquecimiento de unos es en sobrepeso y penurias para otros. ¿Mas quién arregla esto? ¿Quién pone las cosas en su sentido más equilibrado y justo? Sin duda que el mismo hombre. ¿Pero, de qué vale rezar y rezar o quejarse y quejarse? Vale si el rezo y el quejarse están acompañados de buenas ideas, de buenas obras, de buena voluntad y de decisión y coraje para “romper las ataduras de iniquidad…” no con violencia, sino dándole expresión de ‘lo nuevo’ y de ‘regeneración’ a la vida individual y social. Y repito : redimensionando la concepción que tenemos del hombre, del mundo, de la vida y de las cosas, y hasta de Dios (de quien esperamos cómodamente que El nos resuelva los problemas que acariciamos con nuestra apatía y con nuestro interés). Todo ello a la luz del gran ideal de Libertad, de Justicia y de Amor que nos ha de elevar de conciencia, cuyo nuevo estadio es la ‘Conciencia Cósmica’.
Yo infiero la noción de Dios en nuestro pensar como algo necesario. Yo siento su presencia en todo cuanto me rodea. Y no sólo percibo el mundo sensible, sino su reverso, lo otro, la otra cara de la moneda, y hasta puedo dar vueltas a la moneda y revertir las dos caras en una sola como el espejo en el cual me veo en esencia. Y si tú, amable lector(a), no crees esto, no se trata de creencias, sino de que te eleves un poquito más mentalmente y, como hemos dicho del Apóstol Pablo, “comprenderás cuán buena, grata y perfecta es la voluntad de Dios”. ¡Cuán buena, grata y más perfecta sería nuestra estadía en esta dimensión, si obrásemos más racionalmente!
En mi librito ‘TESTIMONIO III’, década de 1980, dejé asentado mi criterio sobre la ‘libertad y la propiedad’, y en él, refiriéndome al Concilio Vaticano II, que proclama que “los beneficios de la civilización pueden y deben extenderse a todos los pueblos”, escribí que tal “persuasión” era altamente difícil de lograrse
¿Será democracia, monarquía, dictadura, socialismo o comunismo el ESTADO que ha de erigirse en los pueblos para que los beneficios sean para todos y cada uno de los habitantes del Planeta? De mi parte, contemplando lo Divino, lo natural y lo humano en una sincronización tan armónica y tan perfecta, me inclino por lo que observan mis ojos y escudriña mi mente: por el comunismo. Veo en la naturaleza un reloj tan preciso y tan cronometrado en el movimiento de sus agujas y con tal interacción entre sus partes y su todo, que en sollozos de alegría alabo al Gran Relojero, que es quien ha dado impulso y finalidad al reloj de la vida. Y me sumo en las profundidades de mi ser y oigo el ‘tic-tac’ de ese reloj, que no necesita ni darle cuerda, ni pilas, para marcar sus horas, sus minutos, sus segundos… Todas las piezas (individuos de la especie humana) trabajan al unísono y en función de la unidad (o sociedad). Un comunismo tan perfecto que no necesita comentarios. Quizás el hombre, en sus aleteos futuristas, mirando un poco más allá en su devenir, haya tenido el señuelo de adelantarse, al menos en la intención, creando la doctrina socialista y comunista. Doctrina errada en sus principios de “no importan los medios con tal de conseguir el fin”. En ‘Clave 9’: “Los medios han de estar en proporción a su fin”: En Libertad, para la Libertad; en Justicia, para la Justicia; y en Amor, para el amor. Los tres en reciprocidad como hemos dicho anteriormente. E interpreto las palabras de Jesús:”No se ha hecho el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre”. Y haciendo parangón: No es la hora al servicio del reloj, sino el reloj al servicio de dar la hora. La hora sería el hombre, la sociedad, como unidad de lo humano; el reloj, el Estado. El Estado debe estar al servicio del hombre, y no el hombre al servicio del Estado. Mas entre Estado, como un todo social, e individuo debe existir la misma dinámica que entre el reloj y la hora, y la hora y el reloj. El todo (Estado-sociedad en función del uno (individuo) y el individuo en función del todo (Estado-sociedad). Que en ejemplo sencillo sería un Estado que forma a sus individuos no para lanzarlos al azar y al egoísmo, sino para que, haciendo uso de su libertad, sin excederse, se sientan miembro de su sociedad y se armonicen con ella y colaboren con ella como su todo. Que el individuo pueda exclamar con integridad: ¡Mi patria y mi todo! Porque en mi patria estoy yo, y en mí late mi patria, mi sociedad, mis demás hermanos. ¡Qué bello poder decir ‘gracias a mi patria’, a mi sociedad, a mi hermanos, que me acogieron en bienvenida cuando llegué a este mundo, y me cuidaron y me cultivaron, y heme aquí realizado para continuar en esta rueda de calor humano, como lo quiere Dios! Un comunismo de todos, por todos y para todos, no de todos los de abajo en provecho de los de arriba.
¿Y el sentido de democracia actual que es considerada como el sistema social y político mejor concebido? –Mejor concebido hasta los momentos, pero sus resultados siguen siendo funestos: abismo entre ricos y pobres. Ricos amparados en leyes de ‘propiedad privada’ dictadas en ley del más fuerte. Ricos que cuanto más tienen más quieren. Ricos sin piedad, y si dan algo es como limosna. Ricos que pueden argüir que han hecho fortuna gracias a su iniciativa, a su sacrificio, a su inventiva, a su tesón… Cómo no. Pero con la tripa cual saco roto que nunca se llena. Siempre ambicionando más y más. Nunca en un límite que permita, a los que contribuyeron con su verdadero sudor a que forjaran sus riquezas, una oportunidad que les asegure también a ellos cierto bienestar. El reloj de la democracia detiene sus agujas y marca muy bien las horas de la ambición y de la posesión de fortuna y de poder. Un reloj amañado al campanazo de la opulencia y de la ostentación. Las horas de la pobreza y de las necesidades de la población en general se las saltan las agujas. Uno que otro campanacito de promesas y de dádivas resuena para la cosecha de votos que ha de mantener a los de arriba en su sitial “democrático”. Y sálvese el que pueda. Y si alguien de abajo tropieza con la piedra-suerte, que suba también a las reglas del juego de los de arriba. Y desde arriba todo es muy bonito. La ley de la ‘propiedad privada’ ensancha el arca del egoísmo. Y continúa la cadena de los ‘opuestos’, no como diferentes y en empatía, sino como ‘contrarios irreconciliables’. La tradicional lucha de contrarios entre ricos y pobres. Lucha que es una herida abierta y sangrante en mi alma como humano, y que me incita a evocar aquella lectura que hiciera en el templo el Divino Maestro: “El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para predicar la buena nueva a los abatidos y sanar a los de quebrantado corazón; para anunciar la libertad a los cautivos y la liberación a los encarcelados… “. En Cristo se rompen cadenas. Cristo es “alfa y omega”, “principio y fin”. Principio y fin que no indica polaridad de contrarios, sino un principio y un fin en su propia entidad divina, la cual nos la ha manifestado para que aprendamos a ser como El, principio y fin de nosotros mismos en Dios, que imagen de Dios somos; una entidad propia, sin necesidad de más propiedad (‘privada’), pues que todo se conjuga en mí. Soy libre por esencia, y no por ‘la propiedad privada’. Mi esencia es superior a la necesidad de posesión de bienes materiales. Estos no son para los hijos de Dios, para los hombres que obran justicia, un atributo de su esencia, sino algo que satisface parte de las necesidades de nuestra vida terrenal. Y en el hombre hay otras necesidades que no son las del cuerpo:”No sólo de pan vive el hombre”. Mas aunque la ‘propiedad privada’ no es un atributo de nuestra esencia, sino algo adquirido en nuestro hábitat, como entes racionales podemos hacer uso y disfrute de ella; pero como entes racionales, no como caníbales y depredadores de su misma especie. Y como entes racionales tenemos que empezar desde ya a comportarnos. Y ser libre no implica ser dueño de medio mundo. Como seres racionales tenemos que tasar la ‘propiedad privada’, que es causa de discriminación social cuando excede límites.
¿Mas cómo poner en funcionamiento ‘el reloj-Estado’ que regule, sin mutilar la libertad, el área de la ‘propiedad privada’? Ya hay como un despertar por el bienestar de la humanidad. Al menos asoman inquietudes. Lo cual indica que la mente se está abriendo a nuevas posibilidades, aunque nubarrones de guerras, terrorismo, tráfico de drogas, armamentismo, y flagelos del hombre contra el hombre estén en las primeras noticias del día. Yo no puedo construir tan complejo ‘reloj-Estado’. Mas yo asomo ideas y remuevo cenizas. A mi lado y detrás de mí hay más hombres de buena fe. Sólo falta, repito, voluntad, decisión y coraje. Y busquemos consenso. La sociedad estratificada en sectores (de profesión, oficio, etc.) favorecen las condiciones, a pesar de los males que nos azotan, para ir poniendo la primera piedra del nuevo edifico de la humanidad. Imposible no lo es. Y más que posible es factible. Un imprevisto fue suficiente para que el barco que pretendía llegar a las Indias y dar así la vuelta al mundo por esa ruta, cumplimentara la profecía de encontrarse en “las islas lejanas” (Is. 66,199), las Américas para mí. De manera que no descartemos un nuevo descubrimiento como un eslabón más de superación en nuestra trayectoria histórica. Ya no hay islas lejanas. Ya el mundo resulta pequeño. Ahora, cuando lo de abajo se ve desde arriba y lo de arriba desde abajo, es más fácil poner la lupa sobre lo interno, sobre lo humano, y perfeccionar nuestro modo de vida. El que busca, encuentra. Y el que porfía, vence. No esperemos que la tercera bestia apocalíptica nos tenga que “marcar la mano derecha y la frente para poder comprar o vender”. Sí estamos advertidos de que la bestia “tiene una herida de espada y que ha revivido”. Si no nos acorazamos bien con la ley del amor plasmada en hechos de libertad y de justicia, la embestida de la bestia está presta para imponernos su sello. Y la amenaza esta vez es para “todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos”. Yo cumplo con lo mío: advertir y ayudar, para que “la regeneración de lo humano” se haga realidad. El sistema que se escoja, ‘comunismo o no comunismo’, las circunstancias y los hombres lo determinarán.
¡PIES EN TIERRA!
¡LIBERTAD, JUSTICIA Y AMOR!
Manuel, Profeta de ‘Clave 9’.
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