16 diciembre 2007

EL MILAGRO ESTÁ EN NOSOTROS

La gente espera milagros. Pero el milagro no es de necesidad, lo hace Dios a quien quiere para que se manifieste en ese hecho su gloria. Para eso el hombre posee el don de ciencia, para que escudriñe en los antros de la naturaleza y descubra el portento de realizar él mismo su propio milagro. Un hallazgo, aunque sea simple, para aliviar un dolor, ya es de por sí un milagro en las manos del hombre; cuánto más si con tal o cual remedio se cura una enfermedad o se salva una vida. Y si a este don se añade la fe del paciente, mucho más rápido se opera el milagro. Además, la fe del ejecutante (médico, por ejemplo) en la aplicación de la medicina, también es influyente. La fe es algo que exigía Jesús, y no en vano, porque la fe es como la puerta que da acceso al milagro (“tu fe te ha salvado”). La fe es como un pronto que sale de nosotros mismos y abre canal; y el milagro se da.
La gente espera milagros, pero más que milagros recibe dolor, plagas, enfermedades, guerras, muerte… Y es que el hombre usa mal los recursos científicos y tecnológicos. Recursos que los pone en función de la comodidad y del lucro que propician “la cultura de la muerte”. Extraer un elemento mortífero de una sustancia “x” puede ser en sí mismo un acto científico, y como tal no es malo. Malo es cuando ese elemento se aplica con fines no positivos para la vida del hombre: para su bienestar social y para su salud. Pero el hombre, atraído por lo inmediato (comodidad y/o lucro) lo lleva a efectos nocivos hasta para el medio ambiente. Y éste, como ya está sucediendo, se le revierte en amenazas, que pueda un día ser tarde par contrarrestarlas. Ya el preaviso ha llegado a la vista y a los oídos del hombre, quizás no todavía a su conciencia. Pero ya la amenaza está dando su alerta.
Mas la ciencia del hombre no sólo descubre los elementos naturales. La ciencia del hombre penetra también la historia humana, y conoce de sus etapas, de sus aciertos y desaciertos. Por su puesto que no bastan las buenas intenciones de los que suben al poder de las naciones. La ciencia política debería estar más cerca de los conductores de pueblos; y no lo está. Y pareciera como que los políticos, al tocar el poder, se olvidaran de lo humano. Y mejorar las condiciones de lo humano debería ser la tarea primordial de ellos. Pero no. Se entronizan en el poder y muerden una y mil veces, si fuere necesario, la manzana de la discordia, y no quieren dar paso al mundo mejor al que todos tenemos derecho de vivir. Los políticos, una vez que le toman gusto al poder, salen inmediatamente de la órbita racional, y si a algo se vuelcan con desmedido afán es al disfrute del poder. Y en el disfrute del poder están las concomitantes del enriquecimiento, el abuso de poder, el silenciar la voz de protesta con métodos que en nada desdicen de los otrora usados por la barbarie, etc. Y vemos el flagelo de la droga patrocinado por el poder de las armas en muchos casos. Y como un fantasma de los nuevos tiempos se ponen las políticas al servicio de un terrorismo impío. La vida se pone en función de la muerte. Las mentes más poderosas se apoderan de las más débiles para utilizarlas como suicidas. Una lucha del hombre contra el hombre y nada más. Del más fuerte contra el más desvalido, sea esto en el terreno político, de las armas, de lo económico… Y hasta la bandera de la fe religiosa es utilizada para el fratricidio. Dios es una idea de conveniencia y nada más en los manipuladores de conciencias. De manera que estamos aún muy lejos del día esperado. Y un dilatar más ese día puede dar al traste de lo inevitable.
Para que el hombre tome esa conciencia superior que exigen los mismos tiempos, es el Mensaje ‘Clave 9’: Libertad, Justicia y Amor, como bases de esa nueva conciencia, que denominamos ‘conciencia cósmica’ (“algo más de lo que estamos acostumbrados a ver, a oír, a conocer, a creer…”, según Faber Kaiser). Y los que tenemos en misión propulsar esta ‘toma de conciencia’ no nos parcializamos con las ideas imperantes en el mundo de las naciones, ni atentamos contra quienes las sustenten; simplemente alertamos e invitamos, pues ya es hora de que el hombre eleve su mente hacia nuevos estadios del devenir y del ser. Allá con el “crujir de dientes” de los que desde arriba o desde abajo utilicen la violencia, que es “el arma de los sin razón”. El hombre viene dado para superar etapas. Bien decía el Apóstol Pablo que por la “elevación de vuestra mente podéis conocer cuán buena, grata y perfecta es la voluntad de Dios”. Descubrir esta ‘voluntad divina’ tiene que ser ahora la tarea primordial de científicos, políticos, y hombres en general. Tal voluntad está manifiesta en nosotros mismos. Sólo falta dar el primer paso a ese estremecimiento que de por sí trae la ‘conciencia cósmica’. Y, entonces, lo que ahora aparenta ser una pesadilla para la humanidad, será un nuevo despertar histórico que nos aportará paz y bienestar. Y, entonces también, las palabras del Cristo tendrán cumplimiento: “El reino de los cielos está dentro de vosotros”. Por cierto que en cuanto a salvación, sea de este mundo o del otro, dice el ‘Concilio Vaticano II’: “Es el hombre concreto, de alma y cuerpo, lo que hay que salvar”. Y la salvación está en nosotros mismos.

TÚ VALES Y MERECES MUCHO MÁS
¡PIES EN TIERRA!
¡LIBERTAD, JUSTICIA Y AMOR!
Manuel, Profeta de ‘Clave 9’.

No hay comentarios.: