20 enero 2007

SERIE SOBRE LA BIBLIA

Preámbulo.
No paso por alto que haya quienes me censuren en este mi tratar 'de la Biblia', y con la insistencia con que lo hago, habiendo, podrían argumentar, cosas más interesantes en la vida. Yo simplemente evoco las palabras del Divino Maestro /que hasta sobran quienes lo toman como 'un Quijote', como 'un Maestro Ascendido', y como un cualquiera más/. Ya sabemos cómo lo tildaron en su tiempo de 'loco', de 'sedicioso', de 'blasfemo', de 'poseer al diablo'; y lo peor: Lo crucificaron. Pues Jesús dijo: "No sólo de pan vive el hombre...". Y el pan cotidiano de esta vida lo ha convertido el hombre en el materialismo más despiadado. Y si de esto estoy conciente, también lo estoy de la necesidad del "pan de vida eterna". Y este 'pan' hay que amasarlo y hornearlo; y quizás más: sembrar el trigo, molerlo, y darle el toque de agua, y, si es preciso, de la sal. Todos los componentes de este 'pan' los podemos encontrar en la Biblia. Por lo menos yo doy testimonio /sin que en 'Clave 9' prediquemos religión/ de que en la Biblia de verdad se halla el "pan de vida eterna", que no solamente alimenta para la trascendencia, sino para darle consistencia a esta vida y comportarnos como seres racionales, y no tan impulsivos y belicosos como hasta ahora lo hemos venido haciendo, que de seguro viviríamos en paz y mejor.
Defiendo mi posición, porque en ese "pan de vida eterna" está implícita la 'Conciencia Cósmica' de la cual me nutro como Profeta de 'Clave 9', y que consiste en amamantarse a boca llena de la 'leche no menos cósmica' de la Libertad, de la Justicia y del Amor y compartir esta llenura con mis semejantes. Si yo fuera un buen postor para las seducciones de este mundo, no faltarían quienes me aplaudieran y me siguieran. Sin embargo, hago énfasis en que mi meta en este mundo es cumplir con la 'misión' que me ha sido encomendada: 'Clave 9'. Y en 'Clave 9' aprendemos a romper con todo tipo de ataduras, de miedos y atracciones efímeras, y mantenernos equilibrados y armónicos con nosotros mismos, con nuestros semejantes y con todo lo demás, y poniendo cada cosa en su justo lugar. Y para tal logro no rechazamos a nada ni a nadie; todos los caminos de bien y de sabiduría son respetados. Los caminos torcidos, en lo que esté a nuestro alcance, procuramos brindar nuestra ayuda para que tengan claro horizonte de bien en lo humano y en sus circunstancias. Caminamos y dejamos caminar. Y nuestro modo de caminar es 'con pies en tierra', con la mente en 'lo trascendental' y el 'corazón en la humanidad'. Y algo que me motiva a mí en particular es el estudio y análisis de la Biblia. No con lente religioso de 'amén' y nada más, sino pidiendo 'luz' al Gran Hacedor para que, por donde yo transite, se despejen las tinieblas. En la Biblia hay de todo y para todos. Pero hay que tocarla con humildad. En la Biblia están 'el paraíso', 'las venidas e idas de Yavé', 'naves /ovnis/ que bajan y suben', 'seres de otras dimensiones'...

Adán y Eva
Quizás estemos en presencia de una gran interrogante: ¿Por qué Dios nos ha dado el 'libre albedrío', para luego echarnos del 'paraíso' y quedar propensos a condenarnos por un 'pecado' del cual no tenemos conciencia? Si la pregunta es inquietante, en mi respuesta hallo algo convincente: Dios nos ha hecho libres para que tengamos la capacidad de escoger lo correcto y lo incorrecto que nos dicta la conciencia; y si escogemos el lado positivo, nos fortalecemos, como si atesoráramos mérito, para lograr más fácilmente la meta de llegar a la gloria prometida; si nos inclinamos por lo incorrecto, no nos superamos ni elevamos de condición, y el llamado es "sed perfectos como el Padre Celestial es perfecto".
Estamos, pues, llamados a la perfección. La tal condena, si la hemos propiciado por nuestro mal proceder, estaría en proporción a los actos atentatorios contra la Ley que todo lo rige. No es de sabios que, teniendo oportunidades de llegar a estadios superiores, prefiramos por negligencia, apegos o por actos deliberados de la voluntad quedarnos en estadios bajos. Todos tenemos garantizados una estadía común en el más allá, y la vamos a tener, pues que "el hombre ha sido creado para la inmortalidad". Claro que, si nos pervertimos al extremo de rebajarnos a niveles inferiores al de nuestra racionalidad, también tendremos que sufrir las consecuencias de tener que esperar 'allá' hasta cumplir el ciclo de expiación, que consiste, en pocas palabras, en esperar hasta recuperar, por ley de justicia divina, las energías que distorsionamos y que tienen que volver a armonizarse en nuestro ser /alma, espíritu/; y el día de la 'reversibilidad cósmica' cuerpo y alma se han de juntar en nuevo estado, que será más glorioso o menos glorioso, según nuestra perfección. Pero de que hay que purgar, hay que purgar "hasta el último ochavo", pues en el Reino del Padre no tiene cabida espíritu impuro. Y si nos dieron 'el libre albedrío', es para que a nuestro regreso vayamos más perfectos. Y todos llegaremos 'allá'; unos antes, otros después. Los sensatos de seguro que escogerán el antes. Un espíritu impuro es como un material radiactivo. Así como éste necesita hasta siglos para perder su saturación, lo mismo el espíritu para regenerar sus energías desarmonizadas. Si aquí se sufre en orden al tiempo, 'allá' según lo eterno, donde "ni la paja se apaga, ni el gusano se consume" /purga dolorosa, al fin/.
El pecado que arrastramos tuvo su origen en el 'paraíso', según el 'mito' que recoge la Biblia. Pero algo grave tuvo que haber sucedido en el 'paraíso', para que se produjera tan terrible sentencia: "Expulsó /Dios/ al hombre y puso delante del jardín de Edén un querubín, que blandía flameante espada, para guardar el árbol de la vida" /Gén. 3,24/.
¿A qué tipo de hombre se refiere el mito? ¿Hombre especie? ¿Hombre individual? ¿Acaso una doble cultura primitiva /patriarcado-matriarcado/, que, viviendo paradisíacamente, cometió desafueros? ¿Se rompió el vínculo entre esas dos culturas, representadas por el hombre, 'Adán', y por la mujer, 'Eva'? ¿Dos culturas que rompieron con su estado de inocencia, de paz y de armonía, y entronizaron la discordia en la Tierra? El caso es que, según el mito, nuestra energía se ha densificado, y de imagen de Dios, de 'ángel de luz' que éramos, nos hemos precipitado en este infierno en que vivimos. Para volver al estadio original debemos elevarnos de condición. Y así como un adulto pierde su memoria y sus vivencias de tierna infancia, de igual manera hemos perdido la noción de 'inocencia paradisíaca' que tuvimos.
Es de notar que el mito habla de la intervención de Dios, que arroja al hombre del paraíso, y le dice: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan" /Id. 3,19/. Al tiempo que le hace una promesa de redención, que sería como enseñar al hombre el camino de vuelta al paraíso perdido y al seno del Padre: "Pongo perpetua enemistad entre ti /espíritu del mal/ y la mujer /la Virgen/. Y entre tu linaje y el suyo. Y éste /el Cristo/ te aplastará la cabeza. Y tú le morderás a Él el calcañal" Id. 3,15/. Todo se cumplió. La Virgen dio a luz al Mesías. Crucificamos al Cristo. Y el Cristo resucitó en gloria, y en gloria nos espera en su reino. Y para arribar seguro a ese Reino, 'Clave 9', que no es logia, ni política, ni religión, ni grupo de cualquiera otra clase, nos invita a que lo hagamos por vías de Libertad, de Justicia y de Amor, tomando así un nuevo tipo de conciencia:'Conciencia Cósmica'. 'Clave 9' invita a redimensionar todos los caminos, para que podamos volver cuanto antes a ser la verdadera 'imagen de Dios' aquí en este Planeta.
Así 'Adán' y 'Eva', mito o realidad, habrán cumplido su misión y regresaremos felices a la casa del Padre.
¿Qué fue todo aquello?
La mente es tan ágil que puede volar, sin control de la voluntad, al 'paraíso perdido'.
Cuando el Autor Sagrado nos habla en el Génesis del 'paraíso' /"Jardín en Edén"/ ya habían transcurrido millones de años de la presencia del hombre sobre el Planeta. Un hombre "hecho a imagen y semejanza de Dios". Y mi mente, aunque me inclino por aceptar al hombre como producto del proceso de la Naturaleza, que en nada contrasta con la Causa Divina, se detiene en aquel escenario paradisíaco donde el mismo Dios "se paseaba por el jardín al fresco del día... ¿Dónde estás -le dice al hombre -?... ¿Y quién te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?... -La mujer...me dio de él y comí... ¿Por qué has hecho eso?... La serpiente me ha engañado..." /Gén. 3,8-13/. Mas, si "Dios es espíritu" /Jn. 4,24/ y "A Dios nadie le vio jamás" /Id.1,18/, ¿de qué otra manera, que no se trate de un mito o de un género literario desconocido para nosotros, podemos admitir esta 'dicotomía': "Dios espíritu" en reyerta con el hombre; en dites y diremes con Adán y con Eva?
¿Dios en desafío con sus criaturas predilectas, el hombre y la mujer? La verdad es que no es para menos preguntarse: ¿Qué fue todo aquello? Mi mente, por lo menos, se inquieta. No se contenta con tomar a ciegas y literalmente la Biblia y decirle 'amén'. Y si por algo está escrito así, por algo también mi mente es capaz de elucubrar y de buscar el encuentro con lo que está detrás de la apariencia, con el 'reverso'. ¿Y qué hay detrás de esa literatura? Mi mente me dice que la incongruencia no puede ser, que allí sucedió algo y que el Autor Sagrado nos lo transmite desde su entonces y desde aquel modo de percibir y de narrar lo sucedido. Un desafío para nuestra mente de hoy, quizás. Pero acerquémonos también cautelosamente al 'paraíso', sin miedo y sin escrúpulos religiosos ni doctrinarios; tal como somos; deponiendo sí intereses o malicia en aras de conocer mejor aquella nuestra cuna genésica, y hasta tal vez cultural: ¿Por qué un 'Adán individuo' y no un 'patriarcado'? ¿Y por qué 'Eva' y no un 'matriarcado'? Dos culturas que se funden en una, y de aquí el sentido coyuntural de la expresión de Adán en su genuino deseo de unificación y de grandeza /como posteriormente solían hacer los reyes uniendo reinos mediante matrimonios/: "Esto sí que es ya hueso de mis huesos y carne de mi carne" /Gén. 2,23/.
Toda conjetura es válida para el que busca la verdad. El Apóstol Pablo nos induce a reflexión, cuando dice que las 'mujeres de Abraham' es algo alegórico:"Son dos testamentos" /Gál. 2,24/. Dos culturas o dos generaciones. Lo cual explica la ingenua y frecuente pregunta: ¿Y con quién se casó Caín, para dar un hijo, 'Enoc', si no había más mujeres que Eva? La pregunta va cobrando sentido en la continuación de la descripción del Génesis. Se descubre que para este momento ya había pasado el hombre de 'arborícola y cazador' a 'agricultor' /Caín/ y a 'pastor de rebaños' /Abel/, por lo que justifico lo de 'las dos culturas'. Y prestemos atención: "Púsose aquél /Caín/ a edificar una ciudad, a la que dio el nombre de Enoc, su hijo" /Gén. 4,17/. Claramente se ve el desarrollo de las generaciones. La tierra estaba poblada, pues ¿por qué Caín temía que lo mataran?: "Cualquiera que me encuentre me matará" /Id. 4,14/. Y replica Yavé: "Si alguien matara a Caín, sería éste siete veces vengado" /Id. 4,15/.
Téngase presente que en la Biblia un nombre propio no sólo puede ser un individuo, sino una comunidad, una generación... Caín, pues puede ser la sociedad o generación heredera de la fusión 'patriarcado-matriarcado' /'Adán-Eva'/.
De ángeles a culebras
El 'paraíso' tiene su semblanza muy peculiar, y, para conocer de las huellas que la religión ha impreso en nuestras mentes y en nuestras almas, debemos explorarlo. No olvidemos que un nombre propio en la Biblia es algo más que un individuo: una comunidad o una generación. De aquí que 'Caín' podría representar la sociedad de la discordia que sucedió a la fusión 'Patriarcado-Matriarcado' /'Adán-Eva'/. Más desdoblemos la semblanza del 'paraíso' con su arboleda y sus frutos.
"Plantó luego Yavé Dios /después de haber creado al hombre/ un jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre a quien formara" /Gén. 2,8/; "el árbol de la vida" /Id. 2,9/; "el árbol de la ciencia del bien y del mal" /Ídem. 2,9/; "ríos, oro, bedelio, ágata" /Id. 2,11-12/; "Tomó, pues, Yavé Dios al hombre, y le puso en el jardín de Edén para que lo cultivase y guardase" /Id. 2,15/... Hasta aquí todo pareciera un poema de encanto. El drama trágico estaría por iniciarse. Se corre el telón y un mandato o prohibición sería la explosión que derrumbaría la felicidad del hombre-humanidad: "De todos los árboles del paraíso puedes comer, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas, porque el día que de él comieres ciertamente morirás" /Id. 2,16-17/. Una prohibición no sólo de presente, sino también de a futuro /precaución ésta que no debe perder de vista el hombre/. Es toda una sentencia; y de muerte. Comienza a desarrollarse el drama trágico de la vida. Ya aquella esbelta criatura /Eva, mujer/ que como el arpa que hacía vibrar el alma del hombre /Adán/, aquel embeleso de sus sueños /"Esto sí que es ya hueso de mis huesos y carne de mi carne", Id. 2,23/ se truncaría para siempre. La serpiente se había entronizado en la vida del hombre como el símbolo del mal, como lo diabólico o energía negativa y de altivez. La serpiente es rastrera y astuta, y, como tal, representa lo bajo, lo infernal, las vibraciones más densas de esta dimensión, siendo capaz, de hecho, de desafiar a las fuerzas celestiales de paz y de luz que deben adornar 'el libre albedrío' del hombre, "imagen y semejanza de Dios" /Id. 1,26/. La serpiente encarna así la maledicencia y maleficencia de este mundo, y merece el nombre exclusivo de "diablo". Diablo, que no es un ente real creado por Dios, sino producto de la distorsión que el hombre hace de sus energías /que en vez de utilizarlas para el bien, las revierte en mal/. O sea, no es /para mí/ "un ángel de luz" creado por Dios y declarado en rebeldía y desobediencia que libraría a espada y fuego la 'gran batalla de los cielos' y, luego, caería a la Tierra para entrampar a la humanidad y hacerla reo de sus abominaciones. Para mí no es, repito, una entidad creada por Dios y que tomaría varias denominaciones "diablo", "dragón", "Satanás", "acusador". El 'diablo' es el mismo hombre, que, creado por Dios "a su imagen y semejanza", casi como un ángel, se convierte en el peor de los depredadores y, rebajándose a lo más vil, se transforma y personifica como lo que ha llegado a ser: 'el ángel caído', la encarnación del concepto maléfico, el auténtico 'diablo', que ha fabricado el más terrible de los infiernos aquí en este Planeta azul, puro y bello emanado de las manos divinas del Hacedor, como azul, pura y bella fue la 'inocencia originaria' que hemos perdido. Sinceramente que ya hay que hablar en plural e incluirnos como 'diablos'. Siendo racionales y de espíritu de trascendencia osamos la categoría a la categoría de 'serpientes'. Con razón decía Jesús: "El que esté sin pecado, que arroje la primera piedra". Yo, al menos, no me atrevo hacerlo. ¿Quién no ha emitido juicios temerarios o no ha ensuciado la imagen de su hermano alguna vez en la vida? Traemos herencia de apegarnos al 'yoísmo', a lo fácil, a lo cómodo, a los intereses, a la mentira /aunque a veces la suavicemos de 'piadosa', pero al fin mentira/. Solitos nos hemos identificado con la 'culebra'. Creíamos en aquellos albores, y seguimos creyendo, que con la 'astucia' lo resolveríamos todo. La 'astucia' de Adán y de Eva manchó para siempre la 'inocencia' y la 'excusa' resonó una y mil veces en el 'paraíso', quedando nuestra condición como lo que, aunque suene mal a algunos oídos, lo más bajo y rastrero, como 'culebras'. Pero qué paradoja: la culebra como tal sigue siendo tan pura como el día en que Dios la creó. Nosotros, de ángeles, estamos por debajo de estos animalitos de Dios.
...Y vino 'El Cristo' y nos enseñó el regreso al 'paraíso perdido'. Por 'Clave 9', elevándonos a estado de 'Conciencia Cósmica', garantizamos fácilmente la vuelta al 'paraíso'.
Seres extraños
No olvidemos que Dios, como 'EL TODO ENERGÉTICO', tiene comunicación directa con sus criaturas. Y que esta comunicación la suele hacer a través de las culturas de los pueblos que son como el aparato 'receptor-efector'. Y Dios, así como se ha manifestado a las diferentes culturas al modo de éstas, también lo ha hecho con los hombres de la cultura bíblica, y lo sigue haciendo. Por lo que, si bien el hombre perdió su 'inocencia', 'comió del fruto prohibido’, y fue arrojado del paraíso, no por ello ha quedado solo, abandonado cual zombi sin horizontes. En unos humanos más, en otros menos, la directriz divina se hace sentir. Y cada cultura ha expresado lo que siente respecto al 'GRAN HACEDOR'. La traducción que el hombre, bíblico en nuestro caso, ha dado dentro de su cultura a su percepción de Dios la tenemos en la Biblia /mitos, leyendas, supersticiones, realidades.../. Aquí está la fe del hombre bíblico con sus introspecciones y proyecciones, con su manera de conjugar 'EL GRAN VERBO HABLANTE, DIOS', que llega a hacerse hombre: "Y EL VERBO SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS"/Jn. 1,14/. Unos humanos lo han sabido conjugar; lo han oído y han asumido actitud de fe y de obras consecuencialmente. Otros, atados por circunstancias, ignorancia o voluntad propia, a la placenta cegadora de este mundo, se mueven altivos como si el pronunciamiento de ese 'VERBO' no fuera con ellos. 'VERBO' que no es una exclusiva del humano; se corresponde no sólo a nuestro planeta y demás seres de esta dimensión sensible, sino a todas las existencias que cabalgan por la 'dimensión-luz'. Razón tiene la literatura oriental cuando dice que "hay infinitamente más planetas espirituales que físicos". Y yo insisto en afirmar que lo que llamamos 'universo' no es sino un granito de arena en la inmensidad de las playas de las coexistencias. Y si bien hay hermanos nuestros en otros lares del universo, también los hay, y en abundancia, en la 'dimensión-luz', de donde proceden los Maestros de Luz que vigilan con amor de pastor los rebaños del universo nuestro.
Respecto a los 'alienígenas' se han llenado de páginas todas las literaturas del planeta. Y esto me ha inducido a indagar en la misma Biblia qué de fenómenos de esta naturaleza podría hallarse en ella. A mi modo de ver la cosa, la 'expectación alienígena' comienza en el Génesis. Anotamos que entre las literaturas aludidas hay quienes hacen a 'Yavé, elohim' de origen extraterrestre, igual que los 'nefilim', que un autor sagaz los tiene como habitantes de un planeta que gira en órbita muy lejana de la Tierra, y dicen que son nuestros creadores, que vendrían a ser como 'demiurgos' de las literaturas griega e hindú. De mi parte, respetando el Nombre del Dios Bendito, me siento atraído por el escenario del paraíso: 1) Un ser que funge como Dios, que discute y litiga, amenaza y castiga al hombre por su desobediencia. 2) Este mismo ser hablando tanto en singular como en plural, y hasta temeroso o receloso:"He ahí al hombre hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; que no vaya ahora a tender su mano al árbol de la vida. Y, comiendo de él, viva para siempre" /Gén. 3,22/. 3) ¿Quién o qué cosa era ese "querubín, que blandía flameante espada, para guardar el camino del árbol de la vida"? /Id. 3,24/. Sin lugar a dudas que una mente inquieta no puede permanecer pasiva ante estos pasajes. Entrémosles, con prudencia y reverencia, si cabe. Aunque el Génesis lo resiste todo. Aquello nos pertenece. Allí está nuestra cuna. ¡Oh...! ¿Un laboratorio alienígena en medio del "jardín de Edén"? ¿Qué teme ese ser, si es Dios? ¿Qué pasa por la mente del Autor Sagrado para mostrarnos así aquel atrevimiento del hombre: 'conocer el bien y el mal y así hacerse otro dios': "hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal"? Sinceramente que esto pareciera una película de suspenso. ¡Qué miedo, a que después de esto el hombre ponga su mano sobre 'el árbol de la vida"! Suspense y más suspense. Pero aquí hay como vientos encontrados, cruce de mitos y leyendas, que, por demás, en nada invalidan en mi mente la unidad que el Autor Sagrado da a su narración. Por supuesto que, para un escritor interesado, puede haber motivo de especulación y de lucro. Yo veo en la intención del Autor Sagrado: que el mundo fue creado por Dios; que el hombre se extralimitó en los dictámenes de su razón y abusó de su libre albedrío. Y no niego que el Autor Sagrado tuviera revelación y la tradujo en aquel momento y en el modo en que entonces se entendería su lenguaje, aunque hoy no comprendamos lo expresado o lo confundamos. En otras palabras, el Autor lo dio por bien interpretado y a nosotros nos cuesta creerlo. Y es como si un hilo hubiera quedado suelto. Y a este hilo me agarro yo, y lo descifro así: Lo que ayer no era necesario entender como lo podemos interpretar hoy; aquello que, siendo mito, se aceptaba como lo real..., lo vemos hoy con otros ojos conforme al mundo que nos ha tocado vivir. Pero aun así lo que cambian son los términos. Antes era Yavé, y la nube de Yavé, y la gloria de Yavé, etc., ahora 'platillos voladores, ovnis, naves extraterrestres...'. Al fin y al cabo lo de hoy es una reversión del mismo mito. Mito para nosotros, hoy; realidad para ellos, entonces. ¿Y mañana? Los vocablos y sus significados cambian con el tiempo y nada más. Pero ese hilo suelto nos une al pasado y nos apunta al futuro. Lo que no acepto es leer religiosamente eso de "la zarza ardiente, la estrella de Belén, el Espíritu Santo en forma de paloma, etc.". Mi óptica mental da para colocar casa cosa en su sitio. Y yo me quedo en el sitio cósmico, sin fronteras, cara a cara con lo Divino y con lo humano.
¿Alienígenas en el paraíso?
Preguntémonos de nuevo a la luz de la más sana razón, simplemente porque nos inquieta conocer de nuestro pasado: Si Dios es espíritu puro, como lo es, por ser la energía prístina y mera; que lo ve todo y lo domina; que no necesita de nada ni de nadie; y que según Juan Evangelista "a Dios nadie le vio jamás"; ¿qué es lo que vieron los hombres? ¿Con quiénes se contactaron los hombres y con quiénes hablaron y recibieron mensajes?
No es invento mío. La Biblia está llena de pasajes de seres que, viniendo de los cielos, y subiendo a los mismos, se hacían presentes a los hombres. Estos los veían como extraños: "Semejantes a hombre, ángeles, querubines, Yavé Dios...". A veces apacibles. A veces iracundos y desafiantes. Y el hombre terminaba sometiéndoseles y aceptándolos como 'deidades'. Fenómeno que ha sucedido en todas las culturas del planeta: India, África, América, Oceanía, Islas... En cada región la misma tipicidad de 'alienígenas': venían, se iban, imponían sus criterios a los ahombres, y éstos se sometían a ellos. Y surgieron mitos y leyendas, historietas, y religiones que han servido para moldear el pensamiento y el sentimiento de la humanidad hasta nuestros días, para bien, según los trascendentalistas y religiosos; para mal y alienación de las conciencias, para los materialistas y racionalistas. Pero, para quienes hemos aprendido a leer y a investigar ‘motu propio’, sólo podemos decir:'Lo escrito, escrito está'. Y no sólo está escrito, sino que yo doy testimonio por mí mismo de que, además del conocimiento general que embarga a la mente humana, hay una fuente muy singular que es la 'revelación', que llega a muy pocos y que nos adentra a un más allá de las cosas sensibles, y que ni el ojo, ni el oído, ni los otros sentidos están facultados para captar. Y esta misma 'revelación' está también en 'lo escrito'.
Alienígenas... ¿Verdad? ¿Mentira? Un mito venezolano, recogido por Don Tulio Febres Cordero, refiriéndose a seres alados, dice: "¿Venían del norte? ¿Venían del sur? La tradición indígena sólo dice que venían del cielo estrellado". Y viniendo del "cielo estrellado" llegaron también al 'paraíso', y tuvieron sus diálogos, y 'sus más y sus menos' con Adán y con Eva, y con la personificación del mal, la 'serpiente'. Y, repito, no lo digo yo; lo dice la Biblia. Está 'escrito', por más que los de panza ancha y los racionalistas, y no pocos religiosos, tomen esto como algo burlesco. Para mí es de alta realidad y no menos significación. Todas las culturas del mundo no hubieran coincidido en decir lo mismo: 'seres que venían de los cielos y subían al mismo'. Y es que hay un 'reverso' más allá de este 'anverso' en que nos movemos. Y el Apóstol Pablo da sentido a mis palabras: "Vivimos, nos movemos y existimos en Dios". En Dios y en el resto de las 'coexistencias' similares a la nuestra y que, juntas, conformamos una unidad de predilección en 'EL GRAN TODO'. La Inmensidad Divina nos toca, nos impregna, nos llama, nos habla, se nos manifiesta en miles de formas y maneras. Entre estas, tres principales: naturales, reveladas y directamente 'alienígenas'.
¿Por qué entre el 'TODO' y sus partes, nosotros, no puede haber vehículo de comunicación, como el de los 'alienígenas', seres más evolucionados que el hombre y que se interesen por sus hermanos menores, los hombres? ¿Quién es quién para limitar la Omnipotencia Divina?
Si queremos, podemos elevarnos también de plano. La 'Conciencia Cósmica' es el escalón inmediato al estadio que ocupamos. Y esta 'Conciencia Cósmica' es lo que los Hermanos Mayores comunican a Manuel, quien escribe, que se empiece a trabajar para bien de la humanidad entera. Y yo Manuel, lo saben muy bien aquellos hermanos que están cerca de mí, doy testimonio de ello en múltiples formas. De manera que no estoy creando un cuento más. Hablo de algo que al tocarlo y sumergirme en 'EL', como lo puedes lograr tú, amable lector, se me abren las compuertas que fluyen al otro lado del 'absurdo', y me sumo en mi propio 'reverso', donde está lo verdaderamente divino y mi propia esencia humana, y donde hallo justificación no sólo al 'acá', sino al más allá con sus bienaventuranzas tras el 'hito-muerte' y con sus pléyades 'coexistenciales', entre éstas: los llamados 'alienígenas'.
De manera que, religiosos o no religiosos, seguidores u opositores del fenómeno /que es una realidad en sí/ ‘alienígena’, para todos queda en pie la pregunta: ¿Qué es lo que vieron los hombres? Y no olvidemos que el 'absurdo' tiene su otra cara, y con la óptica mental sucia no la podemos ver. Y en esa otra cara hay: 'Yavé Dios, ángeles, arcángeles, querubines, serafines, alienígenas, etc." con la misma propiedad que nosotros somos seres humanos.
¡PIES EN TIERRA!
¡LIBERTAD, JUSTICIA Y AMOR!

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