20 enero 2007

LA GLORIA DE YAVÉ; Y LA ZARZA ARDIENTE

"Una vez que entraba en ella /en su tienda/ Moisés, bajaba la columna de nube, y se paraba a la entrada de la tienda, y Yavé hablaba con Moisés" /Ex. 33,9/. "Moisés dijo: 'Muéstrame tu gloria', y Yavé respondió: 'Yo haré pasar ante ti toda mi bondad...; pero mi faz no podrás verla, porque no puede verla hombre y vivir'. Y añadió: 'Hay aquí un lugar cerca de mí; tú te pondrás sobre la roca. Cuando pase mi gloria, yo te pondré en la hendidura de la roca y te cubriré con mi mano mientras paso; luego retiraré mi mano, y me verás las espaldas, pero mi faz no la verás'" /Id. 33, 18-22/.
Descripción muy genuina. De nuevo "la columna de nube" y, aunque Yavé y Moisés se comunicaban /"mi faz no podrás verla"/, la presencia de Yavé /'nave, ovni, aterradora'/ se hacía insoportable para el hombre hasta el punto de que Moisés se tenía que esconder entre las rocas, y Yavé ejercía su paso con cautela, asiéndolo con una mano mecánica de la nave, para que no sufriera daño.
En los cuarenta días y cuarenta noches que Moisés estuvo en el Sinaí, Yavé lo visitaba y le daba mandamientos, normas y consejos para el pueblo, y Moisés comunicaba todos los dictámenes de Yavé a los Israelitas. Y algo que aclararé más adelante, y con lo cual no estoy de acuerdo, es eso de que, cuando Moisés terminaba de hablarle al Pueblo, se ponía "un velo sobre el rostro", igualmente "al entrar ante Yavé para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía" /Id. 34,33-34/. Yo sé lo que pudo pasar allí, porque cuando yo tuve mi 'arrebato cósmico' el 16 de Junio de 1979, me sucedió algo parecido a Moisés. Mi rostro quedó irradiado. Y me extraña que, ante la irradiación que emitía aquel aparataje de Yavé, Moisés se quitara el velo. ¿Y qué era el tal 'velo'? El caso es que "los hijos de Israel veían radiante la faz de Moisés..." /Id. 34,35/. Y "Moisés no sabía que su faz se había hecho radiante..." /Id. 34,29/.
"Todo el tiempo que los hijos de Israel hicieron sus marchas, se ponían en movimiento cuando se alzaba la nube sobre el tabernáculo /lugar mandado a preparar por Yavé en la tienda de la reunión del pueblo/, y si la nube /nave, ovni/ no se alzaba, no marchaban hasta el día en que se alzaba. Pues la nube de Yavé se posaba durante el día sobre el tabernáculo, y durante la noche la nube se hacía ígnea a la vista de los hijos de Israel, todo el tiempo que duraron sus marchas" /Id. 35,36-38/.
El Autor narra en forma espontánea y sencilla lo visto, y el pueblo participó de semejante y extraordinario espectáculo: "La Gloria de Yavé Dios". No cuenta por encimita lo acontecido, sino con lujo de detalles. Sin dudas que aquello era una 'nave, ovni' con todas las característica / poco a poco iremos viendo en otros capítulos/ con que podríamos hoy describir una nave extraterrestre u 'ovni'. Evoco aquella tarde cuando, encontrándome en la casa de mi hijo, en Guanare -Venezuela, a eso de las 3 de la tarde, y como a 150 metros de distancia, y por espacio de un minuto, tuve la dicha de ver y de contemplar extasiado "La Gloria de Yavé", tal como nos la ha mostrado el Autor Sagrado. "La Gloria de Yavé" ha estado en todas las culturas de la geografía terrestre, y aún sigue manifestándose. El mismo Yavé dice: "Yo hago gracia a quien hago gracia..." /Id. 33,19/. Y cuando se recibe esta 'gracia' uno no puede callar. ¡Dicha alcanzar esta 'gracia'!, aunque sea por un segundo. Hagámonos acreedores de 'ella' mediante espíritu de trascendencia, que se logra por el ejercicio armónico de la Libertad, de la Justicia y del Amor, elevándonos en este mismo Planeta a nivel de 'Conciencia Cósmica': Conciencia de unidad, de universalidad y de trascendencia. Yavé Dios responde a quien lo invoque de corazón: "Llámame y yo te responderé..." /Jr. 33,3/.
"...he aquí que llega Yavé en fuego y es su carro /su nave, ovni/ un torbellino... Vendré para reunir a las naciones de toda lengua, que vendrán para ver mi gloria. Yo les daré una señal..." /Is. 66, 18-19/.
¿Qué es esto de Yavé Dios, que viene, carro, torbellino, gloria...? La pregunta es válida. Sentimos inquietud por conocer nuestro pasado /en este caso religioso/. Y en este pasado hay cosas y más cosas que hasta nos inducen a aparente contradicción. Por un lado, "nadie puede ver mi faz"; por otro los personajes hablan con Yavé "cara a cara". Por ejemplo, Jacob dice que ha visto a Dios 'cara a cara': "Quedóse Jacob solo, y hasta rayar la aurora estuvo luchando con él un hombre... El hombre dijo a Jacob: 'Déjame ya que me vaya, que sale la aurora'. Pero Jacob respondió: 'No te dejaré ir si no me bendices'" /Gén. 32,24-26/. Jacob lucha no con un hombre, sino con la apariencia de hombre /con Yavé Dios en forma de hombre/. Era tal la fuerza que hizo Jacob que "el hombre" tuvo que propinarle un golpe certero en su pierna /"tendón femoral"/ para que lo soltara; al mismo tiempo Jacob reconocía que "el hombre" era Yavé Dios y le pide la bendición. La confirmación de esto se da cuando Jacob pregunta al "hombre" por su nombre: "¿Cuál es tu nombre? Y él le dijo: 'No te llamarás ya en adelante Jacob, sino Israel, pues has luchado con Dios... Jacob llamó a aquel lugar Panuel, pues dijo: 'He visto a Dios cara a cara y ha quedado a salvo mi vida'" /Id. 32,27-30/. El hecho de decir "he visto a Dios cara a cara" /Dios es "espíritu Puro"/, no es para tomarlo literalmente. Más delante veremos cómo el mismo Yavé Dios tiene sus comandos: diferentes seres y en diferentes formas /hasta "semejante a hombre"/. Recuérdese cómo Abraham tuvo delante de sí a dos hombres /Yavé Dios/ vestidos de blanco... "Pero mi faz /mi verdadera faz, la gloria de Yavé por dentro/ no la verás... porque no puede verla hombre y vivir".
Por otra parte, considero atrevido emitir juicios personales sobre ‘LO ESCRITO’, en tanto que se trata de fuente de inspiración y de fe, y cualquier interpretación hecha por alguien, como yo, fuera del seno de la autoridad religiosa, es tomada como temeraria y no válida. Procuraré ser lo más honesto y cuidadoso posible, para no herir susceptibilidades, al exponer mi punto de vista sobre “La Zarza Ardiente”, pasaje ampliamente conocido de la Biblia. Y si algo de disentimiento con mi enfoque pudiera haber, pido disculpas. Sólo se trata de un enfoque. No obstante, el pensamiento es libre. Sí que no es mi propósito negar el hecho bíblico, sino sacar a luz lo que yo veo en la Biblia y otros no lo hayan visto o no lo puedan ver. ‘Lo escrito, escrito está’. Gozamos del libre albedrío para leerlo e interpretarlo.
Pues bien, varias veces he tocado el tópico de la “Zarza Ardiente” y de otras apariciones de ‘Yavé Dios’. En especial me había quedado la duda en relación al ‘velo’ que pusiera Moisés en su rostro, cuando no estaba en presencia de ‘Yavé’ ni del pueblo, y, al revés, se lo quitara para asistir ante ‘Yavé’ o ante el pueblo /Ex. 34,33-34/.La verdad es que esto para mí era una dicotomía que me dejaba sin interpretación. Hasta que, después de tanto insistir conmigo mismo, pude acabar con esta disociación.No era para menos que la figura de Yavé infundiera “pavor”. Si esto es así, lo más probable es que Moisés, me decía yo, se cubriera su rostro con el ‘velo’ al hablar con Yavé. Mi argumento o duda progresaba. Hasta que nuevas premisas se hicieron evidentes:a) “Mi faz no podrás verla, porque no puede verla hombre y vivir”.b) "Todo el pueblo temblaba… Llenos de pavor, se estaban lejos”.c) “Yo te pondré en la hendidura de la roca y te cubriré con mi mano mientras paso”.
Es más:
a) “Los hijos de Israel veían radiante la faz de Moisés” /después de hablar con Moisés/.b) “Moisés no sabía que su faz se había hecho radiante” /después de hablar con Yavé/.La presencia de Yavé era demasiado fuerte como para que un cuerpo humano no recibiera de Ella irradiación. Aquí afinqué mi argumento. Y en esto otro: "La faz de Moisés se hacía radiante”; no importa que él se diera cuenta de ello o no. De hecho el temor invadía también a Moisés. Algo raro sucedía.
Sigamos. Cuando Moisés hablaba con Yavé, cuando estaba en presencia de Él, su rostro se hacía “radiante”… Y ahora bien, al examinar el pasaje de la “zarza ardiente” leemos: “…se le apareció el ángel de Yavé /a Moisés/ en llama de fuego de en medio de una zarza. Veía Moisés que la zarza ardía y no se consumía /y tuvo curiosidad de acercarse hacia ella, y Yavé le habló desde adentro de la zarza/…”. “Yavé le dijo: No te acerques…”. “Moisés se cubrió el rostro, pues temía mirar a Dios” /Ex. 3,2-6/.
El ‘pavor’ que infundía la presencia de Yavé se hacía sentir a cada momento. Y pensamos: cómo no sería de aguda y de penetrante la ‘irradiación’ que “Arón y todos los hijos de Israel, al ver cómo resplandecía la faz de Moisés, tuvieron miedo de acercarse a él” /Gén. 34,30/.
Por lo que, en cuanto a mi lógica toca, concluyo que ese ‘velo’ no era una simple tela, sino algo dado por Yavé Dios a Moisés para que no tuviera problemas en su presencia. Ese ‘velo’ es un tipo de escafandra con micrófono y cornetas (altavoces) incluidos para que Moisés a la vez pudiera hablarle a la muchedumbre de su pueblo. Y es así que bien pudo haberle dado Yavé a Moisés la escafandra cuando le dijo: “Te cubriré con mi mano mientras paso”.
¡PIES EN TIERRA!
¡LIBERTAD, JUSTICIA Y AMOR!

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