'CLAVE 9' HACIA LO SOCIAL
LA REVERSIÓN DEL PARAÍSO
No todo está perdido. ‘Clave 9’ nos abre el devenir con nuevo hito de avance y superación mediante la ‘Conciencia Cósmica’. Lograda esta meta, el hombre puede llegar a un punto de convergencia entre lo pasado, lo presente y lo porvenir, pues que la ‘Conciencia Cósmica’ es como eje que engrana los vértices superior e inferior de un prisma cuyas aristas, las realidades de la vida, giran a su alrededor armónicamente. En palabras de Jesús está expresado así: "La regeneración de lo humano” y “No se ha hecho el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre”. Es más, la ‘profecía’ no ha muerto; es como un gen genésico y salvífico que portamos en la sangre y que nos motiva a abrir horizontes. La ‘profecía’ está escrita en la vida misma del hombre. Y el hombre es ‘devenir’, ‘ser’; lo que es y nunca se extingue; todo un mundo en perspectiva, y con un fin de proseguir viviendo más allá, en la morada de lo eterno, cuyo primer escalón pisamos en esta dimensión en la que nos movemos. Retomando esta idea de uno de mis escritos: "Y será la Jerusalén /la Jerusalén restaurada, la Jerusalén que tenemos que construir/ mi alegría, y mi pueblo mi gozo, y en adelante no se oirán más en ella llantos ni clamores” /Is. 65,19/. Es la vuelta al ‘paraíso’. Es como si, al elevarnos a ‘Conciencia Cósmica’, se nos abrieran, como así lo es, las puertas del ‘paraíso’ cerradas por el proceso de ‘antihistoria’ que hemos transitado.
¿Una estupidez más, cuando el mundo no lo arregla nadie? Simplemente, haz tu ensayo con la toma de ‘Conciencia Cósmica’. Tendrás que decir lo contrario: ¡Oh, sabiduría que te ocultabas dentro de mí! ¡Oh, realidad de mundo mejor siempre alcanzable! Habrá comenzado un nuevo amanecer para la humanidad. Y lo bello está en que el hombre se da cuenta de que él es el propio artífice de su hábitat. Todo le ha sido puesto en sus manos para que construya su cultura de bien, como a la abeja la flor para su cultura de miel. Y tengamos fe en el hombre, porque en él late el espíritu de su Hacedor, y si todavía no ha encontrado el camino de regreso al ‘paraíso’ por haberse desviado de ruta con su mal proceder, no por ello están perdidas las esperanzas del glorioso regreso. Y así como el río reclama su cauce, la vida misma hará recapacitar al hombre ante la encrucijada de las duras y amargas decisiones que deba tomar. Y es que en la vida misma está dada la ‘Conciencia Cósmica’. Si aquí abajo habíamos perdido la noción de lo que somos, desde Arriba nos ponen alerta y nos muestran la vía de la ‘Conciencia Cósmica’ como la más expedita para nuestro pronto regreso al ‘paraíso’. Cuanto más tardemos, más taras acumularemos, y nuestro transitar por esta vida se nos hará más pesado. No obstante, la profecía nos advierte y anima para que evitemos la estéril, pero posible, desaparición de la especie en este Planeta.
Ahora, por ‘Clave 9’, se remueven las cenizas soterradas por la maldad de unos y la ignorancia de otros. Cenizas que, al ser removidas por la ‘Conciencia Cósmica’, dejan al aire libre las ascuas de la esperanza para incendiarnos en el amor de lo Divino en lo humano, y de lo humano en lo Divino. Y si bien es verdad que cuando llega el agua al cuello es el momento de las decisiones, desde ya podemos ir aminorando el caudal de las putrefactas aguas en las que nos hemos acostumbrado a bañarnos. Esto es, por la ‘Conciencia Cósmica’ pronto aprendemos a beber de la fuente cristalina de la Libertad, de la Justicia y del Amor. Y oleremos más a naturaleza que a diablos encarnados. El tiempo no importa, si de ya la decisión. Y es entonces, cuando por inercia de la vida misma que somos, surge la “regeneración de lo humano” de que nos habla Jesús, El Cristo. ‘Regeneración’ de profecía en cumplimiento dado por nosotros mismos, pues que el Hacedor no toca nuestro libre albedrío. Y así: "Del más pequeño saldrá un millar; del menor una inmensa nación” /Id. 60,22/. Lo que a este favor hagamos hoy, no se perderá mañana. Y no olvidemos que ‘todo vibra’, y las repercusiones se hacen sentir tarde o temprano. Sembremos hoy la semilla de la ‘Conciencia Cósmica’ para que empecemos a vibrar en secuencia superior y tengamos mañana cosecha segura de nuestro ser. El buen sembrador destierra el pesimismo invernal suplantándolo por la fe de un verano mejor. Ni la tormenta ni el granizo veraniegos, que amenazan ruina, lo detienen. El pesimismo es como la personificación diabólica en uno mismo. Lancémonos con fervor a la siembra de la ‘Conciencia Cósmica’. Quienes ya hemos dado este paso, sabemos que es certero. ¡Animo! Pongamos la profecía en marcha. Vayamos corriendo el velo que nos separa de esos “cielos nuevos y tierra nueva”, que siendo profecía, los llevamos por dentro.
Del hombre de hoy depende evitar llantos y lamentaciones de mañana. De aquí que los hombres de buena voluntad, incluyéndonos tú, amable lector, no importa tu edad y tu sexo, y yo, debemos apresurar el paso y adelantarnos a tristes y desesperantes acontecimientos. Es imperante la necesidad de forjarnos desde ya en ‘Conciencia Cósmica’. Conciencia de unidad, de universalidad y de trascendencia.
Proyectémonos hacia lo ‘escrito’ y constituyámonos en instrumentos de realización, a sabiendas de que “No habrá allí niño que muera de pocos días, ni viejo que no cumpla los suyos. Morir a los cien años será tenido por maldición” /Id. 65,20/. La ciencia y la tecnología, y la religión, y la educación, y las doctrinas positivas, se darán la mano para el cumplimiento de esta profecía. Ya el campanazo ha sonado. ¿Adónde está el campanario? Adelante, no te detengas. Un poco más de atención y pongámonos en acción. Ya los resultados saltan a la vista. No todo está perdido. La profecía está en marcha. Ejemplo: la mortalidad infantil y la senil están disminuyendo. No importan los vaivenes, aunque falte todavía mucho por hacer. Y “Construirán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán su fruto” /Is. 65,21/. Habrá, pues, un manifiesto desarrollo, que dejará atrás el subdesarrollo y la miseria. Y “No edificarán para que habite otro, no plantarán para que recoja otro” /Id. 65,22/. Esto es, la esclavitud y el sometimiento en sus diversas formas desaparecerán, y habrá jerarquía de la igualdad dentro del complejo contexto de la figura humana con sus individualidades, talentos, etc. La idea de comunismo será santificada por la Libertad, por la Justicia y por el Amor; sin monopartidismo usurpador. La idea de democracia se vivirá a plenitud, sin necesidad del pluripartidismo y manipulación de segundos y terceros. Una forma nueva de vida regirá el destino del hombre como símbolo de regreso a su ‘paraíso’. Y “El lobo y el cordero pacerán juntos…” /Is. 65,25/. De verdad “Que no se ha hecho el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre”, según Jesús. Y habrá verdadera paz: "No alzarán espada gente contra gente ni se ejercitarán para la guerra” “Id. ,2,4/. Guerra que además de infernal es despiadada por el derroche de dinero que se malgasta en armas, cuando debería utilizarse en salud, educación y bienestar social.
¡PIES EN TIERRA!
¡LIBERTAD, JUSTICIA Y AMOR!
Manuel, Profeta de ‘Clave 9’.
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